La Gran Muralla China

Aunque desde antiguo los emperadores chinos habían construido barreras para defenderse de los «bárbaros», fueron los Ming, en los siglos XV y XVI, quienes erigieron una muralla continua de al menos 7.000 kilómetros

La mayor frontera del mundo

La característica imagen de la muralla china data de los siglos XV y XVI, cuando los emperadores Ming reconstruyeron la barrera defensiva al norte de su imperio en ladrillo y piedra, con una serie de torres conectadas mediante lienzos de muralla.

Torres de vigilancia

A lo largo de la muralla las torres se situaban a la distancia apropiada para transmitir rápidamente la alarma. A la derecha, sección de la muralla próxima a Pekín.

Arquero mongol

Montados en sus pequeños pero veloces caballos, los jinetes mongoles eran peligrosos y hábiles arqueros. Dibujo en tinta. Siglos XV-XVI. Museo Victoria y Alberto, Londres.

La Ciudad Prohibida

En esta estancia del palacio imperial de Pekín se alzaba el trono desde el que el Hijo del Cielo daba audiencias y celebraba consejos. Fue construido por los emperadores Ming en 1406.

El fundador de una dinastía

El emperador Chu Yuan Chang, fundador de la dinastía Ming. Palacio Nacional, Taipei.

Torre de defensa de la Gran Muralla

En las torres de defensa se alojaba una guarnición de entre 30 y 50 hombres, que servía en turnos de cuatro meses. Los soldados vivían en la misma torre, donde guardaban sus pertrechos y alimentos. Estas construcciones eran, en realidad, pequeños castillos que podían resistir asedios prolongados.

Los ming en el poder

Los Yuan fueron destronados por una revuelta campesina, y en 1368 la corte mongol evacuó su capital y se refugió en la estepa. La nueva dinastía reinante en China, los Ming, llevó a cabo una agresiva campaña de ataques a la estepa con el objetivo, primero, de impedir cualquier intento de los refugiados Yuan para recuperar su trono perdido y, después, para mantener a los nómadas a raya. Pero los Ming pronto comprobaron que su poder militar no bastaba para doblegar a los nómadas: en 1449 sufrieron una terrible derrota en la batalla de Tumu, y el mismo emperador, Zhengtong, cayó prisionero de los enemigos.

Una nueva muralla

En realidad, desde decenios atrás la estrategia de defensa de los Ming frente a los nómadas había pasado por una de las soluciones clásicas del Imperio chino: la de la barrera defensiva. Los Ming construyeron una nueva Gran Muralla, aunque de características más avanzadas que las anteriores. Mientras que en el pasado las fortificaciones se habían erigido empleando la tierra como materia primera, compactándola en una especie de tapial, ahora se empleó en la mayoría de los tramos una combinación de zócalo de piedra y alzado en ladrillo. Este sistema era mucho más caro que los anteriores –se ha llegado a decir que cien veces más–, pero también resistía las inclemencias del tiempo mucho mejor.

Connivencia con el enemigo

Las tropas chinas acantonadas en la Gran Muralla mantenían múltiples contactos con los nómadas, a pesar de la oposición de sus superiores. Los soldados chinos comerciaban frecuentemente con sus enemigos, actividad que, como hemos visto, era especialmente importante para los nómadas, y en situaciones extremas los soldados podían llegar incluso a desertar. En 1550, el comandante militar de Datong, al oeste de Pekín, escribía indignado: «Nuestras tropas y exploradores a menudo van al territorio mongol para comerciar con ellos y han hecho amigos. Los cuatro caudillos Altan, Toyto, Senge y Usin han incorporado torres de observación de nuestra Gran Frontera a sus campamentos. Los mongoles reemplazan a nuestras dotaciones como vigías y nuestros soldados reemplazan a sus tropas como pastores, con el resultado de que ninguna información estratégica de nuestras defensas pasa inadvertida a los mongoles

La invasión manchú

La dinastía Ming se debilitó como consecuencia de dos siglos de enfrentamiento con los nómadas. Además, en su obsesión por los mongoles, descuidaron protegerse de otros enemigos, como los manchúes, que aprovecharon este error para convertirse en un poder a tener en cuenta y, cuando se desató una rebelión interna en China, atravesaron la Gran Muralla, cuya guarnición les franqueó el paso, y derrocaron a los Ming en 1644.