Qué hacer en una ciudad en medio de la selva
Algunos se preguntarán qué sentido tiene dedicar unos días a visitar una ciudad teniendo tan cerca la posibilidad de conocer los atractivos naturales de la Amazonía. Otros querrán saber qué hacer en Manaos para aprovechar la visita antes de irse a la selva. Seguí leyendo, tenemos algunas ideas para que además de irte para la selva Amazónica puedas descubrir la historia y la cultura de Manaos, la ciudad que está en medio de la selva.
manaos, la capital del Amazonas
A pesar de ser la capital del Estado de Amazonas, Manaos está emplazada sobre el Río Negro, dato curioso que los habitantes de Amapá –otro de los estados brasileños en la Amazonía- sacan a relucir cada vez que pueden: Macapá es la única ciudad capital estatal de Brasil que está sobre el Río Amazonas. Belém, capital de Pará –el otro Estado de la región-, está sobre el Río Maguari. Igualmente, más allá de los nombres propios, todos conforman la gran cuenca amazónica, la más caudalosa del mundo, la mayor reserva agua dulce del planeta. Y Manaos está ahí, justo en el medio, del río y de la selva.
Llegamos en temporada de lluvia –o en invierno, como le dicen extrañamente los amazonenses-. En dos semanas, tuvimos tres días de sol y cielo despejado. Hubo días en los que la lluvia duró horas y más de una vez nos dejó empapados o atrapados bajo algún techo.
Disfrutar de la vida cultural alrededor del teatro amazonas
Al verlo, uno se pregunta: “¿Para qué semejante teatro en medio de la selva?”. Sin dudas, el Teatro Amazonas es símbolo de la época en la que Manaos pretendía asemejarse a las capitales europeas por la riqueza que generó el comercio del caucho. Dato color: los adoquines de la calle de entrada eran de caucho para amortiguar el ruido de los carros y evitar que arruine la función.
Lo restauraron a comienzo del Siglo XXI así que todo está como en aquella época: las butacas rojas, las paredes sin manchas de humedad, las pinturas murales intactas, los pisos de madera encerados y lustrados, las columnas de mármol brillando, la araña principal que parece de brillantes.
Lo mejor de todo es la cúpula de tejas de cerámica esmaltada verdes y amarillas, como la bandera de Brasil, que mandaron a traer de Francia. Parece que la criticaron mucho por lo estético – le decían la pajarera- y porque decían que el peso no iba aguantar. Se equivocaron todos: nunca se cayó y justamente lo que hace característico al teatro y lo volvió famoso es esa cúpula tan llamativa.
desayunar/almorzar los domingos en la feria de artesanato
Antes de conocer en profundidad Brasil, pensábamos que Bolivia era el país con mayor variedad de comida callejera. Ahora sabemos que Brasil está en la pelea. Los domingos, en todas las ciudades, hay por lo menos algún punto –en las grandes ciudades son más- donde cortan el tránsito para que los peatones se adueñen de las calles. Los peatones y puestos de comida. Afortunadamente, Manaos no fue la excepción. Afortunadamente porque fue la ciudad en la que nos despedimos de Brasil.
Llegó el domingo y aunque el día estaba horrible –gris oscuro y húmedo- nos fuimos a la Av. Eduardo Ribeiro, justo a dos cuadras del hotel donde nos estábamos quedando y justo a una cuadra del Teatro Amazonas. Es decir, en pleno Centro Histórico. Nos habían dicho que era una buena idea ir a desayunar. Pero nosotros ya habíamos desayunado en el hotel, así que salimos con la idea de dar una vuelta hasta que se largara a llover.